Esta es una receta barata, sencilla y exquisita, aunque comprendo que no guste a todo el mundo, incluso que haya personas  que no se atrevan a probarla.

Hace ya algún tiempo publiqué la receta de la "sangre frita con cebolla"  que junto a la receta de hoy, completan la manera más común y tradicional de preparar la sangre.

Yo utilizo sangre de cerdo, que ya viene previamente cocida; la puedes acompañar con un arroz blanco salteado con unos ajos rehogados, con unas patatas fritas o una buena ensalada y tendremos un buen menú para mediodía.

 

500 gr de sangre de cerdo, también puede ser de pollo
1 cebolla grandecita
3 dientes de ajo
1 kg de tomates de pera maduros
1 hoja de laurel
Pimienta de molinillo
Aceite de oliva virgen extra
Sal

 

Comenzamos la receta cortando la sangre en tiras de 1 cm y después por la mitad, más o menos como se aprecia en la foto. Reservamos.
Pelamos el ajo y lo cortamos menudito y la cebolla en taquitos pequeños.
Ponemos una olla con agua al fuego. Cuando comience a hervir agregamos los tomates y cuando de nuevo comience a hervir los dejamos de 15-20 segundos, depende lo grandes que sean; los ponemos a escurrir, pelamos, y los trituramos con la batidora de varillas (a mi personalmente me gusta que el tomate no este demasiado triturado).
Ponemos aceite en una sartén hasta cubrir el fondo. Cuando este el aceite caliente, freímos los trozos de sangre y los reservamos. En el aceite que nos queda en la sartén de haber frito la sangre añadimos los ajos. Cuando empiece a coger un poco de color, agregamos la cebolla, la hoja de laurel y un poco de sal.
Cuando la cebolla este transparente, escurrimos parte del aceite, incorporamos la pasta de tomate junto con la cebolla. Rehogamos a fuego lento 5-6 minutos, agregamos la sangre, removemos y por ultimo cuando veamos que el tomate se despega de las paredes de la sartén esta listo para degustar.

 

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